«La guerra es la paz; la libertad es la esclavitud; la ignorancia es la fuerza» – 1984, George Orwell.

Como si nos halláramos en la magistral e inquietante novela de George Orwell, así me siento cuando veo lo acontecido en Zizurkil y cómo nos lo venden desde la práctica totalidad de los incomunicantes medios de comunicación del estado todo. No será esta una excepción y de nuevo volveremos a fijar nuestra mirada en la cadena televisiva que más nos atañe, la televisión pública vasca (EITB), que como en muchos otros casos en los últimos tiempos, no difiere apenas nada de todas las demás, acaso que por lo sibilino en su manera de desinformar al personal, y de querer desmemoriarlo cual orwelliano Ministerio de la Verdad, resulta de lo más representativa entre todas ellas.

Anteayer abría su programa de sobremesa Pásalo con este polémico tema, presentándolo de la siguiente manera:

 

 La ignorancia es la fuerza

 

Por un lado se nos ocultan datos, por el otro se nos dice que Arregi y Geresta eran miembros de ETA. Parece que como soplar y sorber no se puede, o sea, llamar etarras a dos personas nunca juzgadas y al mismo tiempo decir de ellas que fueron víctimas de terrorismo, desde ETB2 decidieron por nosotros lo que tenemos que saber y lo que no.

No seré yo quien niegue la pertenencia a ETA de Arregi y Geresta, puesto que no tengo conocimiento de que haya habido ninguna protesta que negara tal cosa en todos estos años, supondré que era así, pero una cosa son mis suposiciones y otra que en la TV pública vasca se diga que alguien pertenece a un grupo catalogado como terrorista sin que ese alguien haya sido nunca jamás condenado por dicha causa en ningún tribunal. Ya vemos que las calles de Zizurkil, legalmente, no llevan los nombres de dos etakides (militantes de ETA), puesto que ni Arregi ni Geresta fueron nunca condenados por ello, luego se nos miente desde los partidos y se nos miente desde los medios, repito, ni fueron condenados por tal cosa ni admitieron públicamente su pertenencia a ETA, luego, legalmente, no se puede hablar de miembros de ETA como lo han hecho estos adalides de la legalidad del «estado de derecho».

Por otro lado se nos oculta que ambos al parecer fueron torturados, uno murió a consecuencia de las torturas y a otro, según testimonios que veremos a continuación, le pegaron un tiro en la sien despues de haberle torturado mediante martillazos en la boca, ahí es nada… martillazos en la boca. Fue el caso de José Luis Geresta, oficialmente suicidado, y públicamente notorio y muy divulgado en diferentes medios nada sospechosos de «entornismo», torturado y asesinado. Y ello en marzo de 1999, durante el mandato de Aznar y con Mayor Oreja en el Ministerio de Interior. No fueron sólo periodistas los que pusieron en duda la versión del suicidio, José Barrionuevo, 8 meses después de los hechos, incidía en las contradicciones de la versión oficiosa desde las páginas de El País:


«Marzo de 1999. El etarra Luis Geresta aparece muerto, en las afueras de Rentería, con un tiro en la sien derecha. La pistola que lo ha disparado, y que no es suya, está en el lado izquierdo. Su mano está en el bolsillo del pantalón. Ya muerto le han arrancado dos muelas y le han serrado otra. Suicidio legal.«

Lo que no está tan claro aparte de lo de «el etarra» es lo de que le sacaran las muelas después de muerto. Esto lo declaraba un militar, ex-director de la Guardia Civil para más señas, en entrevista publicada en La Razón el 19 de noviembre de 2001:

Al preguntársele si en el actual gobierno persisten los métodos de guerra sucia, Sáenz de Santa María respondió: «La hay también. Supongo que sí. Los comandos no se entregan solos. Incluso ha aparecido algún muerto con un diente extraído a martillazos (el citado José Luis Geresta). Después de morir no se pegan martillazos en la boca. No lo digo como crítica […] Está bien el estado de derecho, pero no se puede llevar hasta sus últimas consecuencias, porque quedaríamos en manos de los terroristas» [….]A la pregunta de si mediante la guerra sucia se puede acabar con ETA, respondió que esta táctica «no se puede fomentar, pero es necesaria. Con la sola aplicación del derecho no se consigue la declaración del detenido«.            

 La guerra es la paz

El quid de la cuestión lo enunciaba ayer Jose María Chacón en el diario digital más crítico de entre los jeltzales, aunque como veremos la crítica a la casa propia tiene un límite:

 

El caso es que Joxe Arregi fue asesinado. Tan asesinado como Melitón Manzanas. Por tanto, Arregi es una víctima de la violencia política. Y, por ello, lo que han hecho los partidos de Zizurkil ha sido retirar de una calle el nombre de una víctima de la violencia. 

El problema lo exponía, con cruda claridad, una tertuliana de Radio Euskadi: la cuestión estriba en que, “independientemente de que fuera asesinado o no”, Arregi era un miembro de ETA, y a un miembro de ETA no se le puede dedicar una calle.

 

Lo que me tiene que explicar esa tertuliana, y con ella el PP y el PSOE, y ya de paso también los partidos abertzales (con abertzale se refiere al PNV) que votaron a favor en Zizurkil, es por qué cuando la víctima de la violencia muere a manos de ETA su victimización es absoluta y su cualificación como víctima ha de anteponerse a cualquier otra calificación de esa persona, y sin embargo cuando la víctima muere a manos del GAL, o el Batallón Vasco Español o la Guardia Civil, lo que se antepone a todo es su presunta pertenencia a ETA o su relación con su “entorno”, como en los casos de Brouard o Muguruza, dejando el hecho de que fueron asesinados en un muy oscuro segundo término. Tan oscuro, que tanto el PP como el PSOE tienen como uno de los pilares de su estrategia política el más estricto negacionismo de cualquier caso de violencia desde el lado español.
[….]
¿Qué mensaje están lanzando a nuestros hijos los políticos con sus decisiones, más allá de todas las campañas educativas que quieran llevar a cabo? Que no todos los asesinatos son condenables. Que hay asesinatos inhumanos y brutales, pero que otros son aceptables. Y que el elemento de juicio para distinguir entre asesinatos justos o injustos es si la víctima y el victimario era de “los nuestros” o de “los otros”, de los buenos o de los malos.
 

 

 

 

 

 O sin perjuicio en el significado: amigos o enemigos, dos bandos y una guerra, como lo calificó el ex-director de la Guardia Civil y jubilado teniente-general del Ejército español José Antonio Saénz de Santamaría, en la misma entrevista mencionada anteriormente:

«Yo la llamo irregular, porque no conozco ninguna guerra limpia. Por eso, prefiero hablar de guerra regular o irregular.» – La Razón, 19/11/2001.

Sin paños calientes: una guerra desde los poderes del estado, que lo mismo utiliza injustamente la ley, que la tortura y el asesinato. No nos valen aquí comparaciones imposibles y demagógicas como la que establece Jose María Chacón finalizando su artículo:

«¿Cómo vamos a alcanzar un acuerdo que haga posible una convivencia normalizada si cada bando sólo reconoce como víctimas a las propias y ensalza como héroes a los que asesinan en su nombre?»

En primer término no hay dos bandos que solo reconozcan como víctimas a las suyas, puesto que la Izquierda Abertzale considera víctimas del conflicto a todas ellas, y en segundo lugar el señor Chacón habla como si su partido, el PNV, no tuviera nada que ver en la baina, se pregunta en párrafos anteriores qué pintan ahí los abertzales, refiriendose con ello al PNV que ha sido el que ha presentado la propuesta de cambiar de nombre a las calles (solo al PNV, pues Aralar rompió la coalición con EB por este motivo y se posicionó en contra) como si no fuera públicamente notorio que el PNV está haciendo todo lo que sea por llegar a acuerdos con el PSOE, como si nos hubieramos caído ahora de un guindo y no supiesemos que acude a homenajes a las víctimas del terrorismo entre las que solo se incluyen como tales a las víctimas de ETA y entre ellas a torturadores fascistas ejecutados durante la dictadura, como si lo del tiranicidio fuera algo reprochable y las víctimas de la guerra sucia del estado no fueran víctimas del terrorismo, incluyendo civiles que nada tenían que ver con ETA, por cierto.

Ahora el terrorismo de estado se hace mediante tribunales; caso del 18/98, Egunkaria etc, o a la vieja usanza, como le gustaba al ex-director de la Guardia Civil; Portu y Sarasola, y ahí está el PNV, para pactar con el partido en el gobierno. Pero la guerra es la paz y aquí paz y despues gloria, es lo que nos vende «el Partido» y su TV pública privada. Parafraseando a Chacón: una de buenos y malos, pretendiendo desmemoriarnos una vez más, eliminando los nombres de las calles de un «suicidado legalmente» (Barrionuevo dixit) y un torturado hasta la muerte en manos de la policía. Ellos son los malos, y sus asesinos, a los que hora protejen, hora indultan, hora ascienden de rango los mismos partidos con quienes pacta el PNV, los buenos.

Porque aquí y ahora, igual que en la novela de Orwell, la ignorancia es la fuerza es el lema fundamental de «el Partido». Igual que en cualquier fascismo, mantener al pueblo ignorante y allanar el camino para hacer todo lo que se quiera son una y la misma cosa.

Lo sentimos mucho señores (lo de señores es un decir), pero esta vez no cuela.

Joxe Arregi y José Luis Geresta, siempre en la memoria.

 Extraido de World in conflict